CARTA
DE DON LENGUAJE A DULCILENGUA DEL TOBOSO
Soberana
y alta señora : …............................................
Tuyo
hasta la muerte,
El
caballero de la Triste Figura.
- Por vida de mi padre -dijo Sancho oyendo la carta-, que es
la más alta cosa que jamás he oído ….
- Todo es menester -respondió don Quijote- para el
oficio que yo traigo.
…. luego pienso partirme, sin ver las sandeces que vuestra
merced ha de hacer, que yo diré que le vi hacer tantas, que no
quiera más.
- Por lo menos, quiero Sancho, y porque es menester
ansí, quier, digo, que me veas en cueros, y hacer una o dos docenas
de locuras....
-Por amor de Dios, señor mío, que no vea yo en cueros a
vuestra merced, que me dará mucha lástima y no podré dejar de
llorar; y si es que vuestra merced gusta de que yo vea algunas
locuras, hágalas vestido, breves y las que le vinieren más a
cuento....Y....aparéjese la señora Dulcilengua; que si no responde
como es de razón....
- A fe, Sancho -dijo don Quijote-, que, a lo que
parece, que no estás tú más cuerdo que yo.
- No estoy tan loco -respondió Sancho-, mas
estoy colérico....
….pidió
la bendición a su señor, y, no sin muchas lágrimas de entrambos,
se despidió dél.
….Mas no hubo andado cien pasos cuando volvió y dijo:
-Digo yo, señor, que vuestra merced ha dicho muy bien que para
que pueda jurar sin cargo de conciencia que le he visto hacer
locuras, será bien que vea siquiera una....
-¿No
te lo decía yo? -dijo don Quijote-, espérate, Sancho, que en un
credo las haré.
Y
desnudándose....
….Sancho
….se dio por contento y satisfecho de que podía jurar que su amo
quedaba loco....
….se
subió sobre una punta de una alta peña....y hablando entre sí
mesmo, decía: ….
….Porque
mi Dulcilengua del Toboso osaré yo jurar que no ha visto en todos
los días de su vida moro alguno, ansí como él es, en su mesmo
traje, y que se está hoy como la madre que la parió....y así, se
entretenía....escribiendo y grabando por las cortezas de los árboles
y por la menuda arena muchos versos, todos acomodados a su tristeza,
y algunos en alabanza de Dulcilengua....Mas los que se pudieron
hallar enteros y que se pudieron leer....no fueron más que estos:
…....................
pues
por pagaros a escote....
y
así, has henchir un pipote....
y
en tocándole el cogote,
aquí
lloró don Quijote
ausencias
de Dulcilengua
del
Toboso.
No
causó poca risa a los que hallaron los versos referidos el añadidura
“del Toboso” al nombre de Dulcilengua, porque imaginaron que
debió imaginar don Quijote que si nombrando a Dulcilengua no decía
también “del Toboso”, no se podría entender la copla, y así
fue la verdad, como él después confesó. Otras muchas
escribió....en tanto Sancho volvía; que, si como tardó tres días,
tardase tres emanas, el Caballero de la Triste Figura quedara tan
desfigurado, que no le conociera la madre que le parió.
….el
cura y el barbero....así como acabaron de conocer a Sancho Panza y a
Rocinante....
- Amigo Sancho Panza, ¿adónde queda vuestro
amo?
….Y con esto les contó....y que no le daba mucha pena la pérdida
de la carta de Dulcilengua, porque él la sabía casi de memoria....
-Decildo,
Sancho, pues -dijo el barbero-, que después la trasladaremos.
….”Alta
y sobajada señora”....”el llego y falto de sueño, y el ferido
besa a vuestra merced las manos, ingrata y muy desconocida hermosa”,
y no sé qué decía de salud y enfermedad que le enviaba, y por aquí
iba escurriendo hasta que acababa en “vuestro hasta la muerte, el
Caballero de la Triste Figura”
….los
dos se admiraron de nuevo, considerando cuán vehemente había sido
la locura de don Quijote, pues había llevado tras sí el juicio de
aquel pobre hombre.
….No
le pareció mal al barbero la invención del cura....
….dijo
Dorotea que ella haría de doncella menesterosa mejor que el
barbero....porque ella había leído muchos libros de caballerías....
-Pues
no es menester más -dijo el cura- sino que luego se ponga por obra.
….el
que más se admiró fue Sancho Panza....y así, preguntó al cura con
grande ahínco le dijese quién era aquella tan fermosa señora, y
qué era lo que buscaba por aquellos andurriales....
….Llámase
-respondió el cura- la princesa Micomicona, porque llamándose su
reino Micomicón, claro está que ella se ha de llamar así.
-No
hay duda en eso -respondió Sancho ….
….quedó
tan contento Sancho cuanto el cura admirado de su simplicidad, y de
ver cuán encajados tenía en la fantasía los nuevos disparates que
su amo....
….Don
Quijote, que tales blasfemias oyó decir contra su señora
Dulcilengua, no las pudo sufrir....
-¿Pensáis
-le dijo al cabo del rato-, villano ruin, que ha de haber lugar
siempre para ponerme la mano en la horcajadura y que todo ha de ser
errar vos y perdonaros yo? Pues no lo penséis, bellaco
descomulgado....¿y quién pensáis que ha ganado este reino....si no
es el valor de Dulcilengua, tomando a mi brazo por instrumento de sus
hazañas? Ella pelea en mí, y vence en mí, y yo vivo y respiro en
ella, y tengo vida y ser....
….-Con
todo eso -dijo don Quijote-, mira, Sancho, lo que hablas, porque
tantas veces va el cantarillo a la fuente....y no digo más....
-
Echemos, Panza amigo, pelillos a la mar en esto de nuestras
pendencias, y dime ahora....¿Dónde, cuándo y cómo hallaste a
Dulcilengua? ¿Qué hacía? ¿Qué le dijiste? ¿Qué rostro hizo
cuando leía mi carta? ¿Quién te la trasladó? ….
-
Señor -respondió Sancho- si va a decir la verdad, la carta no me la
trasladó nadie, porque yo no llevé carta alguna.
-
Así es como dices -dijo don Quijote....; porque el librillo de
memoria....
-Así
fuera -respondió Sancho- si no la hubiera yo tomado en la memoria,
cuando vuestra merced me la leyó, de manera que se la dije a un
sacristán que me la trasladó del entendimiento tan punto por punto,
que dijo que en todos los días de su vida, aunque había leído
muchas cartas de descomunión, no había visto ni leído tan linda
carta como aquella.
-¿Y
tiénesla todavía en la memoria, Sancho -dijo don Quijote.
-
No, señor, -respondió Sancho- porque después que la di, como vi
que no había de ser de más provecho, di en olvidalla, y si algo se
me acuerda, es aquello del “sobajada”, digo del “soberana
señora”, y lo último: “vuestro hasta la muerte, el Caballero de
la Triste Figura”. Y en medio destas dos cosas le puse más de
trescientas almas y vidas y ojos míos.
-Todo
eso no me descontenta, prosigue adelante -dijo don Quijote-.
Llegaste....A buen seguro que la hallaste ensartando perlas....
-
No la hallé -respondió Sancho- sino ahechando dos hanegas de trigo
en un corral de su casa.
-Pues
hazte cuenta -dijo don Quijote-, que los granos de aquel trigo eran
granos de perlas, tocados de sus manos. Y si miraste, amigo, el trigo
¿era candeal o trechel?
-No
era sino rubión -respondió Sancho.
-Pues
yo te aseguro -dijo don Quijote- que, ahechado por sus manos, hizo
pan candeal, sin duda alguna. Pero pasa adelante....
-Cuando
yo se la iba a dar -respondió Sancho-....díjome....
-Discreta
señora -dijo don Quijote-, ….Adelante, Sancho....
-Ella
no me preguntó nada -dijo Sancho-; mas yo le dije....
-En
decir que maldecía mi fortuna dijiste mal -dijo don Quijote-;....por
hacerme hecho digno de merecer amar tan alta señora como Dulcilengua
del Toboso.
-Tan
alta es -respondió Sancho-, que a buena fe que me lleva a mí más
de un coto.
-¿Pues
cómo, Sancho -dijo don Quijote-. ¿Haste medido tú con ella?
-Medíme
en esta manera -respondió Sancho-; ….
-....Pero
no me negarás, Sancho, una cosa; cuando llegaste junto a ella, ¿no
sentiste un olor sabeo....que yo no acierto a darle nombre? Digo ¿un
tuho o tufo como si estuvieras en la tienda de algún curioso
guantero?
-Lo
que sé decir -dijo Sancho- es que sentí un olorcillo algo hombruno;
y debía de ser que ella, con el mucho ejercicio, estaba sudada y
algo correosa.
-No
sería eso -respondió don Quijote-; sino que tú debías de estar
romadizo, o te debiste oler a ti mesmo....
-Todo
puede ser -respondió Sancho-; que muchas veces sale de mí aquel
olor que entonces me pareció que salía de su merced de la señora
Dulcilengua; pero no hay de qué maravillarse, que un diablo parece a
otro.
-Y
bien -prosiguió don Quijote-, ….¿Qué hizo cuando leyó la carta?
-La
carta -dijo Sancho-, no la leyó, porque me dijo que no sabía leer
ni escribir;....y que bastaba lo que yo le había dicho de
palabra....y finalmente, me dijo, que dijera a vuestra merced
que....se pusiese camino del Toboso....porque tenía gran deseo de
ver a vuestra merced....
-Todo
va bien hasta agora -dijo don Quijote-. Pero dime: qué joya fue la
que te dio al despedirte....porque es usada y antigua costumbre....
-....Bien
puede ser así....pero eso debía de ser en los tiempos pasados, que
ahora....un pedazo de pan y queso, que eso fue lo que me dio mi
señora Dulcilengua....y aun por más señas, era el queso
ovejuno....
-Es
liberal en extremo -dijo don Quijote; ….
….-¿Sabes
de qué estoy maravillado, Sancho? De que me parece que fuiste y
veniste por los aires....desde aquí al Toboso....como te tengo
dicho, algún sabio amigo te debió de llevar en volandillas, sin que
tú lo sintieras.
-Así
sería -dijo Sancho-; ….
-Y....¿qué
te parece a ti que debo yo hacer ahora....?
-¡Ay!
-dijo Sancho-,....más vale pájaro en mano que buitre volando,
porque quien bien tiene y mal escoge, por bien que se enoja no se
venga.
-....Y
vuestra merced no se cure de ir por agora a ver a mi señora
Dulcilengua, sino váyase a matar al gigante, y concluyamos este
negocio y....
-Dígote,
Sancho -dijo don Quijote-, que estás en lo cierto....
-....¡Válate
al diablo por villano -dijo don Quijote- y qué de discreciones dices
a las veces. No parece sino que has estudiado.
-Pues
a fe mía que no sé leer -respondió Sancho.
….Salió,
en esto, don Quijote, armado de todos sus pertrechos, con el yelmo,
aunque aboyado, de Mambrino en la cabeza....
….
Se volvió a Sancho, y con muestras de mucho enojo, le dijo:
-Ahora
te digo, Sanchuelo, que eres el mayor bellacuelo que hay en
España....¡Voto.... -y miró al cielo y apretó los dientes- que
estoy por hacer un estrago en ti, que ponga sal en la mollera a todos
cuantos mentirosos escuderos hubiere de caballeros andantes de aquí
adelante en el mundo!
-
Vuestra merced se sosiegue, señor mío, -respondió Sancho; que bien
podría ser que yo me hubiese engañado en lo que toca a la mutación
de la señora princesa Micomicona; pero en lo que toca a la cabeza
del gigante,o, a lo menos, a la horadación de los cueros, y a lo ser
vino tinto la sangre, no me engaño, vive Dios....y si no, al freír
de los huevos lo verá, quiero decir....
-Ahora
yo te digo, Sancho -dijo don Quijote-, que eres un mentecato, y
perdóname, y basta.
….Llegada,
pues, la hora, sentáronse todos a una larga mesa como de tinelo,
porque no la había redonda ni cuadrada en la venta, y dieron la
cabecera y principal asiento, puesto que él lo rehusaba, a don
Quijote, el cual....movido de otro semejante espíritu que el que lo
movió a hablar tanto como habló cuando cenó con los cabreros,
comenzó a decir:
-Verdaderamente,
si bien se considera, señores míos, grandes e inauditas cosas ven
los que profesan la orden de la andante caballería. Si no, ¿cuál
de los vivientes habrá en el mundo que ahora por la puerta deste
castillo entrara, y de la suerte que estamos nos viera, que juzgue y
crea que nosotros somos quienes somos?...............
De
tal manera y por tan buenos términos iba prosiguiendo en su plática
don Quijote, que obligó a que, por entonces, ninguno de los que
escuchándole estaban le tuviese por loco, antes, como todos los más
eran caballeros, a quienes son anejas las armas, le escuchaban de muy
buena gana; y él prosiguió diciendo: ........................
“
Que habla del curioso discurso que hizo don Quijote de las armas y
las
letras”.......................................................................(Leer,
íntegro)
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