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lunes, 4 de marzo de 2013

Lectura e interpretación nueva de El Quijote: (sexta entrega)


CARTA DE DON LENGUAJE A DULCILENGUA DEL TOBOSO


Soberana y alta señora : …............................................
Tuyo hasta la muerte,
El caballero de la Triste Figura.


- Por vida de mi padre -dijo Sancho oyendo la carta-, que es la más alta cosa que jamás he oído ….
- Todo es menester -respondió don Quijote- para el oficio que yo traigo.
…. luego pienso partirme, sin ver las sandeces que vuestra merced ha de hacer, que yo diré que le vi hacer tantas, que no quiera más.
- Por lo menos, quiero Sancho, y porque es menester ansí, quier, digo, que me veas en cueros, y hacer una o dos docenas de locuras....
-Por amor de Dios, señor mío, que no vea yo en cueros a vuestra merced, que me dará mucha lástima y no podré dejar de llorar; y si es que vuestra merced gusta de que yo vea algunas locuras, hágalas vestido, breves y las que le vinieren más a cuento....Y....aparéjese la señora Dulcilengua; que si no responde como es de razón....
- A fe, Sancho -dijo don Quijote-, que, a lo que parece, que no estás tú más cuerdo que yo.
- No estoy tan loco -respondió Sancho-, mas estoy colérico....
….pidió la bendición a su señor, y, no sin muchas lágrimas de entrambos, se despidió dél.
….Mas no hubo andado cien pasos cuando volvió y dijo:
-Digo yo, señor, que vuestra merced ha dicho muy bien que para que pueda jurar sin cargo de conciencia que le he visto hacer locuras, será bien que vea siquiera una....
-¿No te lo decía yo? -dijo don Quijote-, espérate, Sancho, que en un credo las haré.
Y desnudándose....
….Sancho ….se dio por contento y satisfecho de que podía jurar que su amo quedaba loco....
….se subió sobre una punta de una alta peña....y hablando entre sí mesmo, decía: ….
….Porque mi Dulcilengua del Toboso osaré yo jurar que no ha visto en todos los días de su vida moro alguno, ansí como él es, en su mesmo traje, y que se está hoy como la madre que la parió....y así, se entretenía....escribiendo y grabando por las cortezas de los árboles y por la menuda arena muchos versos, todos acomodados a su tristeza, y algunos en alabanza de Dulcilengua....Mas los que se pudieron hallar enteros y que se pudieron leer....no fueron más que estos:
…....................
pues por pagaros a escote....
y así, has henchir un pipote....
y en tocándole el cogote,
aquí lloró don Quijote
ausencias de Dulcilengua
del Toboso.




No causó poca risa a los que hallaron los versos referidos el añadidura “del Toboso” al nombre de Dulcilengua, porque imaginaron que debió imaginar don Quijote que si nombrando a Dulcilengua no decía también “del Toboso”, no se podría entender la copla, y así fue la verdad, como él después confesó. Otras muchas escribió....en tanto Sancho volvía; que, si como tardó tres días, tardase tres emanas, el Caballero de la Triste Figura quedara tan desfigurado, que no le conociera la madre que le parió.


….el cura y el barbero....así como acabaron de conocer a Sancho Panza y a Rocinante....
- Amigo Sancho Panza, ¿adónde queda vuestro amo?
….Y con esto les contó....y que no le daba mucha pena la pérdida de la carta de Dulcilengua, porque él la sabía casi de memoria....
-Decildo, Sancho, pues -dijo el barbero-, que después la trasladaremos.


….”Alta y sobajada señora”....”el llego y falto de sueño, y el ferido besa a vuestra merced las manos, ingrata y muy desconocida hermosa”, y no sé qué decía de salud y enfermedad que le enviaba, y por aquí iba escurriendo hasta que acababa en “vuestro hasta la muerte, el Caballero de la Triste Figura”
….los dos se admiraron de nuevo, considerando cuán vehemente había sido la locura de don Quijote, pues había llevado tras sí el juicio de aquel pobre hombre.
….No le pareció mal al barbero la invención del cura....
….dijo Dorotea que ella haría de doncella menesterosa mejor que el barbero....porque ella había leído muchos libros de caballerías....
-Pues no es menester más -dijo el cura- sino que luego se ponga por obra.
….el que más se admiró fue Sancho Panza....y así, preguntó al cura con grande ahínco le dijese quién era aquella tan fermosa señora, y qué era lo que buscaba por aquellos andurriales....
….Llámase -respondió el cura- la princesa Micomicona, porque llamándose su reino Micomicón, claro está que ella se ha de llamar así.
-No hay duda en eso -respondió Sancho ….
….quedó tan contento Sancho cuanto el cura admirado de su simplicidad, y de ver cuán encajados tenía en la fantasía los nuevos disparates que su amo....
….Don Quijote, que tales blasfemias oyó decir contra su señora Dulcilengua, no las pudo sufrir....
-¿Pensáis -le dijo al cabo del rato-, villano ruin, que ha de haber lugar siempre para ponerme la mano en la horcajadura y que todo ha de ser errar vos y perdonaros yo? Pues no lo penséis, bellaco descomulgado....¿y quién pensáis que ha ganado este reino....si no es el valor de Dulcilengua, tomando a mi brazo por instrumento de sus hazañas? Ella pelea en mí, y vence en mí, y yo vivo y respiro en ella, y tengo vida y ser....
….-Con todo eso -dijo don Quijote-, mira, Sancho, lo que hablas, porque tantas veces va el cantarillo a la fuente....y no digo más....
- Echemos, Panza amigo, pelillos a la mar en esto de nuestras pendencias, y dime ahora....¿Dónde, cuándo y cómo hallaste a Dulcilengua? ¿Qué hacía? ¿Qué le dijiste? ¿Qué rostro hizo cuando leía mi carta? ¿Quién te la trasladó? ….
- Señor -respondió Sancho- si va a decir la verdad, la carta no me la trasladó nadie, porque yo no llevé carta alguna.
- Así es como dices -dijo don Quijote....; porque el librillo de memoria....
-Así fuera -respondió Sancho- si no la hubiera yo tomado en la memoria, cuando vuestra merced me la leyó, de manera que se la dije a un sacristán que me la trasladó del entendimiento tan punto por punto, que dijo que en todos los días de su vida, aunque había leído muchas cartas de descomunión, no había visto ni leído tan linda carta como aquella.
-¿Y tiénesla todavía en la memoria, Sancho -dijo don Quijote.
- No, señor, -respondió Sancho- porque después que la di, como vi que no había de ser de más provecho, di en olvidalla, y si algo se me acuerda, es aquello del “sobajada”, digo del “soberana señora”, y lo último: “vuestro hasta la muerte, el Caballero de la Triste Figura”. Y en medio destas dos cosas le puse más de trescientas almas y vidas y ojos míos.
-Todo eso no me descontenta, prosigue adelante -dijo don Quijote-. Llegaste....A buen seguro que la hallaste ensartando perlas....
- No la hallé -respondió Sancho- sino ahechando dos hanegas de trigo en un corral de su casa.
-Pues hazte cuenta -dijo don Quijote-, que los granos de aquel trigo eran granos de perlas, tocados de sus manos. Y si miraste, amigo, el trigo ¿era candeal o trechel?
-No era sino rubión -respondió Sancho.
-Pues yo te aseguro -dijo don Quijote- que, ahechado por sus manos, hizo pan candeal, sin duda alguna. Pero pasa adelante....
-Cuando yo se la iba a dar -respondió Sancho-....díjome....
-Discreta señora -dijo don Quijote-, ….Adelante, Sancho....
-Ella no me preguntó nada -dijo Sancho-; mas yo le dije....
-En decir que maldecía mi fortuna dijiste mal -dijo don Quijote-;....por hacerme hecho digno de merecer amar tan alta señora como Dulcilengua del Toboso.
-Tan alta es -respondió Sancho-, que a buena fe que me lleva a mí más de un coto.
-¿Pues cómo, Sancho -dijo don Quijote-. ¿Haste medido tú con ella?
-Medíme en esta manera -respondió Sancho-; ….
-....Pero no me negarás, Sancho, una cosa; cuando llegaste junto a ella, ¿no sentiste un olor sabeo....que yo no acierto a darle nombre? Digo ¿un tuho o tufo como si estuvieras en la tienda de algún curioso guantero?
-Lo que sé decir -dijo Sancho- es que sentí un olorcillo algo hombruno; y debía de ser que ella, con el mucho ejercicio, estaba sudada y algo correosa.
-No sería eso -respondió don Quijote-; sino que tú debías de estar romadizo, o te debiste oler a ti mesmo....
-Todo puede ser -respondió Sancho-; que muchas veces sale de mí aquel olor que entonces me pareció que salía de su merced de la señora Dulcilengua; pero no hay de qué maravillarse, que un diablo parece a otro.
-Y bien -prosiguió don Quijote-, ….¿Qué hizo cuando leyó la carta?
-La carta -dijo Sancho-, no la leyó, porque me dijo que no sabía leer ni escribir;....y que bastaba lo que yo le había dicho de palabra....y finalmente, me dijo, que dijera a vuestra merced que....se pusiese camino del Toboso....porque tenía gran deseo de ver a vuestra merced....
-Todo va bien hasta agora -dijo don Quijote-. Pero dime: qué joya fue la que te dio al despedirte....porque es usada y antigua costumbre....
-....Bien puede ser así....pero eso debía de ser en los tiempos pasados, que ahora....un pedazo de pan y queso, que eso fue lo que me dio mi señora Dulcilengua....y aun por más señas, era el queso ovejuno....
-Es liberal en extremo -dijo don Quijote; ….
….-¿Sabes de qué estoy maravillado, Sancho? De que me parece que fuiste y veniste por los aires....desde aquí al Toboso....como te tengo dicho, algún sabio amigo te debió de llevar en volandillas, sin que tú lo sintieras.
-Así sería -dijo Sancho-; ….
-Y....¿qué te parece a ti que debo yo hacer ahora....?
-¡Ay! -dijo Sancho-,....más vale pájaro en mano que buitre volando, porque quien bien tiene y mal escoge, por bien que se enoja no se venga.
-....Y vuestra merced no se cure de ir por agora a ver a mi señora Dulcilengua, sino váyase a matar al gigante, y concluyamos este negocio y....
-Dígote, Sancho -dijo don Quijote-, que estás en lo cierto....
-....¡Válate al diablo por villano -dijo don Quijote- y qué de discreciones dices a las veces. No parece sino que has estudiado.
-Pues a fe mía que no sé leer -respondió Sancho.
….Salió, en esto, don Quijote, armado de todos sus pertrechos, con el yelmo, aunque aboyado, de Mambrino en la cabeza....
…. Se volvió a Sancho, y con muestras de mucho enojo, le dijo:
-Ahora te digo, Sanchuelo, que eres el mayor bellacuelo que hay en España....¡Voto.... -y miró al cielo y apretó los dientes- que estoy por hacer un estrago en ti, que ponga sal en la mollera a todos cuantos mentirosos escuderos hubiere de caballeros andantes de aquí adelante en el mundo!
- Vuestra merced se sosiegue, señor mío, -respondió Sancho; que bien podría ser que yo me hubiese engañado en lo que toca a la mutación de la señora princesa Micomicona; pero en lo que toca a la cabeza del gigante,o, a lo menos, a la horadación de los cueros, y a lo ser vino tinto la sangre, no me engaño, vive Dios....y si no, al freír de los huevos lo verá, quiero decir....
-Ahora yo te digo, Sancho -dijo don Quijote-, que eres un mentecato, y perdóname, y basta.
….Llegada, pues, la hora, sentáronse todos a una larga mesa como de tinelo, porque no la había redonda ni cuadrada en la venta, y dieron la cabecera y principal asiento, puesto que él lo rehusaba, a don Quijote, el cual....movido de otro semejante espíritu que el que lo movió a hablar tanto como habló cuando cenó con los cabreros, comenzó a decir:
-Verdaderamente, si bien se considera, señores míos, grandes e inauditas cosas ven los que profesan la orden de la andante caballería. Si no, ¿cuál de los vivientes habrá en el mundo que ahora por la puerta deste castillo entrara, y de la suerte que estamos nos viera, que juzgue y crea que nosotros somos quienes somos?...............
De tal manera y por tan buenos términos iba prosiguiendo en su plática don Quijote, que obligó a que, por entonces, ninguno de los que escuchándole estaban le tuviese por loco, antes, como todos los más eran caballeros, a quienes son anejas las armas, le escuchaban de muy buena gana; y él prosiguió diciendo: ........................
“ Que habla del curioso discurso que hizo don Quijote de las armas y las letras”.......................................................................(Leer, íntegro)

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